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Emilia attias - Site Info
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Matar a Videla
ECA: ¿Cómo va la película Matar a Videla?
EA: ¡Ya estamos! La filmamos en 2007 y este año se va a estrenar. Todavía estamos esperando la fecha, creo que es en Mayo. Estamos muy contentos, el otro día estuve con Nicolás Capelli que es el productor. Yo hago de Lucía, soy la novia de Julián, Diego Masaglio y participan otros actores fantásticos como María Fiorentino, Juan Leyrado, Felipe Colombo, Ashley Arregui y Estela de Carlotto… es un elenco divino.
ECA: ¿Es la primera vez que hacés cine?
EA: Sí, la primera vez.
ECA: Y en medio de las grabaciones de Casi Ángeles…
EA: Sí, son muchas horas, pero ya me había pasado antes con Bailando por un Sueño.
ECA: La película es para otro tipo de público.
EA: Sí, es algo muy serio, muy social. Como actriz me pone muy contenta porque no me encasilla en un solo rubro.
ECA: ¿Para finalizar le podés dejar un saludo a los lectores de Extremista.com.ar?
EA: Un beso enorme para Extremista.com.ar de parte de Emi Attías, desde acá desde el comienzo de Casi Ángeles 2008… ¡No se lo pierdaaaaaaan! Todas los días a las seis de la tarde el 1ro de Abril por Telefe. Chau
ANGELITOS DE LOS SUEÑOS
Apenas tienen tiempo. Graban más de 12 horas por día y mientras almuerzan, repasan el libreto de la próxima escena, hablan por celu con sus amores, se retocan el make up y saludan a las fans que se les acercan. Así son los días de Emilia Attias y Nico Vásquez, dos ángeles que no tienen tiempo para nada… ni para dormir. Pero a ella no se le nota: aunque suene increíble no tiene una huella de cansancio en su rostro aniñado y él… bueno, qué decir de él: ¡con esos ojos verdes y ese look canchero está más potro que nunca!
-Tiempo libre, cero. ¿Pero qué hacen en esos minutos que sobran?
Emilia: -Estoy en casa, disfruto de mis afectos y de mi perro, vienen mis amigas a casa, cenamos algo rico y vemos películas mientras comemos pochoclo o me quedo leyendo y pintando. También voy a comer a la casa de mi mamá y me encuentro con mis hermanas.
Nico: - Yo igual, me quedo mucho en casa o hago algo con amigos pero siempre el plan es adentro porque la idea es estar cómodo. Es medio una vida de Homero Simpson, jaja, tener todo al alcance de la mano. Pero trato de ir al teatro o a cenar así cuando me voy a dormir siento que compartí algo con los demás.
Cuando los conocimos “in person” descubrimos que son tan lindos como se ven en la tele. Y juntos forman una pareja especial. Tienen química, son simpáticos, cariñosos, divertidos e irradian una energía que contagia. En la pantalla de Telefe protagonizan Casi Ángeles, la tira juvenil de Cris Morena que ya tiene disco en la calle (Teen Angels) y casi 200.000 personas vieron su show en el Teatro Gran Rex. Ahí, ella es Cielo-una acróbata de circo y líder de una banda pop- y él, Nicolás Bauer –un joven arqueólogo-, hasta que se cruzan en el camino y se animan a compartir aventuras y desventuras. Y se enamoran, claro. Pero en la vida real, a pesar de que se llevan super bien, son sólo “buenos compañeros”. Porque cada uno tiene su historias: Emi convive con “El Turco” Naim, humorista de ShowMatch, y él se casó con la actriz Mercedes Funes.
-Con tantas horas que comparten juntos se llevan bien o se llevan bien
Emilia: -Sí, tal cual
Nico: -Siempre tenés un día mejor que otro, eso te puede pasar y si le pasa algo me preocupo y la llamo para saber cómo está, y a ella le pasa lo mismo. Pero por ejemplo los fines de semana no nos hablamos.
Emilia: -Tenemos tan poco tiempo para la vida personal de cada uno que lo que tenés lo usás para descansar. Nosotros estamos pendientes de que las cosas estén bien en la vida de cada uno, si uno se enferma o tiene un problema, el otro se preocupa. De eso se trata el compañerismo.
- Y además de compañeros, ¿qué otras similitudes tienen?
Nico: -Esto que voy a decir ahora nunca lo hablamos entre nosotros pero creo que con Emilia formamos un team muy especial. Somos dos personas con muchos sentimientos comunes, defendemos el amor, el respeto por el otro y las ganas de disfrutar de la vida pero a la vez somos muy diferentes.
Emilia: - Es cierto. Tenemos cosas en las que nos diferenciamos pero los dos creemos en el amor puro
-¿Qué es lo más lindo que les dijo un fan?
Nico: -Una señora me regaló un rosario y me dijo: “Te encontré. Esto es para vos, hace tiempo que te lo quería dar. Todas las noches rezo por mi familia y por vos”. Me dio mucha fuerza, mucha paz. Esta semana no estuve bien (y se le llenan los ojos de lágrimas) y de hecho ahora lo tengo puesto…
UN BUEN LOOK
Casi Ángeles es un éxito por muchas razones: tiene un buen elenco, una linda historia, personajes secundarios que toman alto protagonismo, romances y un excelente vestuario. Muy particular el look que lucen Emilia y Nico en el programa. Ella ya no es más la “chica sexy” y se convirtió en la nueva reina de los teens. Es un angelito coqueto, con faldas cortas y botas sensuales. ¿Tips de belleza? Sííí, como todas las beauties, Emi tiene su top secret: encremarse hasta la uña del pie cuando termina de bañarse. Si bien Nico no tiene confesiones de belleza, podría asegurarse que su mejor arma de seducción es andar por la vida sin miedo al ridículo. En Casi Ángeles casi siempre está de corbata y con pantalón super informal
- Decí la verdad: ¿no te da terror quedar como un payaso?
Nico: -Nooo, ya perdí el miedo, jaja. Cuando me dijeron que iba a llevar ese look me sorprendí, era muy raro. Me dijeron que era una moda en Europa. Yo pregunté: “¿Corbata con traje de vestir?”. Y me dijeron: “No, con pantalón de guerra”. Después me encantó, es una onda muy personal, me pongo la ropa y me ubico en el personaje.
- A todas las chicas les encanta el look de Cielo
Emilia: -Es que es hermoso, Cielo siempre se viste con medias bucaneras con shortcitos o polleras cortitas. Y arriba se pone poleritas y cosas muy alegres, prendas hechas a mano y con mucho estilo
-¿Cómo eligen la ropa?
Emilia:-Yo soy muy personal, me gusta tener algo distinto, a veces no tengo ganas de vestirme y me pongo un jean y una remera y listo. La ropa para mí es un gran juego. A veces soy un poco estrafalaria pero no porque quiera mostrar algo sino porque me gusta toda la ropa. Soy de cortar todo, me gusta rediseñar la ropa
-O sea que no prestar atención a lo que se usa…
Emilia: -Si, presto atención a la moda y si veo que se usa y me gusta cómo me queda, me lo compro. Hay cosas que no me gustan cómo me quedan
-Por ejemplo…
Emilia:-No me gustan cómo me quedan las polleras por debajo de las rodilla. Pero uno sabe como resaltar su cuerpo. Soy botera, es mi prenda fetiche. Uso muchas botas, tengo mil medias cortadas, gorritos, pañuelos…
Nico (interrumpe): -Hay un jean que te queda muy bien que lo usás simpre cuando tenés una salida
Emilia: Si, ya sé cuál decís. Es uno que me queda bien ajustado…
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Los sueños se cumplen. Al menos en la experiencia de Emilia Attias eso es lo que sucede cuando alguien desea mucho algo y pone toda la energía con la que cuenta para conseguirlo. Aunque se tengan trece años y más sueños que certezas de triunfo. Pero siete años después, la chica de los ojos verdes y la sonrisa fresca dice que no se siente abrumada ni intimidada por lo que le toca vivir hoy, ser la protagonista de la tira Casi ángeles que Cris Morena creó para la pantalla de Telefé y que produce junto a RGB. Cuenta que cuando otros a su alrededor se sorprenden por este presente, ella lo toma más naturalmente. No por soberbia sino porque ella estuvo ahí construyendo cada paso del camino que la condujo hasta el trabajo soñado.
Antes estuvieron las publicidades, el trabajo como modelo y una tapa de la revista Gente a los 16 años que la colocó en el mapa.
“Ahí empecé a mover las fichas en el medio. Pero ya venía trabajando hacía unos años haciendo comerciales, desfiles y fotos. Siempre fui muy busca y muy responsable al mismo tiempo. Todo fue de menor a mayor y como el camino me lo hice yo sola, tengo los pies sobre la tierra”, detalla la chica que acaba de cumplir 20 años como para despejar dudas sobre lo meteórico de su carrera. Esa que la ubicó como una de las chicas que aparecían en No hay dos sin tres, que la llevó hasta arriba de un escenario junto a Miguel Angel Cherutti como vedette y de ahí directo al programa que la hizo verdaderamente popular: ShowMatch, más precisamente “Bailando por un sueño”. En la segunda edición del concurso organizado por Marcelo Tinelli, Attias fue la mejor bailarina y una de las participantes más populares, aunque terminó perdiendo frente a la histriónica Florencia de la V.
Y aunque cada una de sus presentaciones la mostraba como una bailarina experimentada, lo cierto es que Emilia asegura que nunca tomó clases, más allá de las que tuvo durante el ciclo: “Aprendí en el teatro y gracias a «Bailando...» tuve que aprender dos ritmos a la semana y como me gustaba mucho me quedó todo grabado”, confiesa. Semejante facilidad le vino a las mil maravillas cuando le llegó la propuesta de su vida: encabezar junto a Nicolás Vázquez Casi ángeles, la tira juvenil que Cris Morena creó al término de Alma pirata, la ficción de aventuras que tuvo un paso errático por la programación 2006 de Telefé.
“La verdad es que tenía ganas de dar un paso en mi carrera, de hacer algo distinto. Quería dar un mensaje más fuerte, venía haciendo teatro y aunque la experiencia fue genial, necesitaba estar en algo donde pudiera expresar más. Todo el tema del teatro, la vedette y demás está buenísimo, pero yo quería contar otras cosas. Y llegó esto. Era lo que yo quería exactamente en el momento en que lo necesitaba”, dice Attias, vestida, peinada y maquillada como Cielo, su personaje en la historia que combina algunos elementos de Chiquititas con unas pizcas del relato de aventuras sobre el que giraba Alma pirata.
“Mi personaje se llama Cielo Mágico. Es una chica que a los diez años queda huérfana y por el shock emocional pierde la memoria. Está sola y la pasa mal hasta que la encuentran unos viejitos que son dueños de «El circo mágico», por eso le ponen ese nombre, y la crían. Le enseñan acrobacia y ella vive ahí hasta que los viejitos mueren y llega un nuevo dueño al circo. Un mal tipo, un desastre total, un mafioso que quiere plata. Entonces me subo a mi carromato y salgo en busca de mi destino. Es una persona que siempre va para adelante. Va en busca de trabajo, canta, baila y va a formar una banda. Y en medio de todo esto se topa con una casa de huérfanos. Buscando una cosa, encontrará otra”, adelanta la actriz sin dar demasiados detalles porque, según ella, ya se irá viendo como se desarrolla el relato en los primeros capítulos. Claro que toda la información que escamotea para generar la necesaria intriga sobre la ficción se amplía cuando se trata de contar el proceso de trabajo que llevó a cabo mucho tiempo antes de interpretar la primera escena como Cielo.
“Fueron dos meses de entrenamiento que comenzaron en noviembre. Tuve que aprender acrobacias con cuerda, con tela y me encantó, de hecho pienso seguir con el entrenamiento más allá de la tira. Me conecto muy bien con todo lo que tiene que ver con el baile. Además, tomamos clases de canto, hicimos un taller de teatro para engancharnos con los personajes, con los otros actores. Fue un intensivo de dos meses para tomar la onda de la tira, para aprender cosas del personaje. Que incluye el canto”, dice Emilia.
La primera trabajadora
Como otros proyectos de Cris Morena, la historia de Casi ángeles incluye un grupo de música creado para la ficción pero que rápidamente superará sus límites. La banda que lidera Cielo/Emilia se llama Teen Angels y ya tiene un disco, que saldrá a la venta el 17 de abril. El primer corte es la canción “Voy por más”, leitmotiv del ciclo (Ver aparte).
“Para mí el baile es una cuestión de pasión y el canto me gusta mucho. Estudiamos con Willy Lorenzo, que me ayudó a colocar la voz y está bien. No van a encontrar a Whitney Houston pero si a alguien que afina”, se sincera la actriz que desde enero graba más de doce horas por día para adelantar trabajo pensando en la época en que Casi ángeles llegue al teatro.
“El disco ya se grabó, pero ahora estamos preparando el teatro y grabando la tira. Antes manejaba todo yo, ahora tengo alguien que se ocupa de mis horarios, de mi agenda, del estilo de mi ropa. Estoy asesorada por todos lados y está muy bien porque me permite concentrarme en la actuación”, dice Emilia, y rápida agrega: “Para el trabajo es muy bueno tanto asesor, para la vida no tanto”.
Lo cierto es que en el futuro inmediato la vida de Attias será puro trabajo, una temporada de teatro con dos funciones diarias que comenzará antes de las vacaciones de invierno y que seguramente se extenderá varias semanas más allá de ellas, las grabaciones y la posibilidad de una gira. “Aun no se habló, pero todos sabemos que si nos va bien se vienen las giras. A mí me encanta viajar y me encanta hacer shows así que para mí será como tocar el cielo con las manos”, fantasea Emilia. Ella que cuando se estrenó la primera temporada de Chiquititas tenía ocho años, la edad indicada para ser espectadora de la historia que emitía Telefé. “Me crié con Chiquititas. De chica consumí los productos de Cris y sé lo que un espectador quiere. Sé qué quieren los chicos y estando de este lado hablando con Cris y todos los que saben tanto me sirve para completar lo que se necesita para el personaje”, concluye Attias con la seguridad de alguien que sabe que los sueños, algunas veces, se hacen realidad.
Natalia Trzenko
Un ángel ocupado
La previa: desde noviembre, Attias y Vázquez se entrenan para interpretar a sus personajes. Ella tuvo que aprender diversas acrobacias y tomó clases de canto para interpretar las canciones de programa.
Las grabaciones: en enero, dos meses antes de la salida al aire, comenzaron las grabaciones en los estudios Pampa, de Martínez. Allí están armados los elaborados decorados en los que transcurre la historia. Una escuela, una mansión algo tenebrosa y un carromato de circo serán los escenarios fundamentales de la tira.
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Tras haber sido consagrada como la vedette revelación 2006 y deslumbrado con sus movimientos sensuales en "Bailando por un sueño", la modelo devenida actriz decidió abrirse terreno en la ficción. Protagonizará "Casi Angeles" junto a Nico Váquez.
Tras haber sido consagrada como la revelación del verano 2006, Emilia Attías no detuvo su marcha y avanzó a paso firme. Fue una de las mimadas de Marcelo Tinelli en “Bailando por un sueño 2”, donde disputó la final junto a Florencia de V, y ahora está en las huestes de Cris Morena. Emilia fue la elegida para protagonizar la tira juvenil “Casi Angeles” junto a Nico Vázquez que asomará en la pantalla chica por estos días.
Pese al cambio radical de imagen que implica este nuevo trabajo, la modelo devenida actriz no se achica. “La chica sexy puede regresar en cualquier momento. Actuar es jugar a ser distinto, y provocar en una producción no significa que ande por la casa con actitud de “perra”. Por ahí, luego de la tira, me den ganas de ponerme las plumas, escribir un libro, dirigir mi propio guión de cine o exponer mis cuadros. Después de todo, la seducción siempre formará parte de mi encanto de mujer”, confesó a la revista Caras.
Este cambio profesional se suma a otro personal ya que se enamoró del Turco Naim, un actor de Showmatch que le lleva 21 años. “No me asusta querer a un hombre mayor —confiesa—. Soy bastante absurda para el amor; cuando me pasa, no me importa la edad, la condición social ni económica de quien tenga al lado. Me han gustado características tan antagónicas de los hombres, que hoy creo que cuando uno menos puede explicar ese sentimiento, más real es. Es genial lograr que algo desestructure en la vida y que las energías corran libres. La espiritualidad dice que el amor no se elige con la cabeza sino que se trata de energía pura”.
Emilia asegura que nunca fue “una chica inocente” y que solo tiene una cuota de ingenuidad con respecto a su físico y su belleza. “Me cuesta manejar mi cuerpo. De repente me pongo una pollera y una remera con escote y me siento con una postura infantil sin registrar que se me está viendo la bombacha o tengo las lolas en exhibición. Suelo no ser consciente de mi seducción innata”, admitió.
Cada vez que se mira al espejo Emilia dice que recibe una imagen que le agrada. “Soy coqueta, me gusta bañarme, encremarme entera, cuidarme la piel y relajarme de vez en cuando en un spa. Pero no me obsesiona el tema, jamás me verán operada, porque me da terror parecer artificial y morir al ser anestesiada. No sé cuándo comienza a cambiar el cuerpo, si a los 30 o a los 40, pero cuando vea en el espejo que las carnes están caídas, entonces será hora de anotarme en un gimnasio, hacer dieta, yoga y Pilates. Por el momento disfruto del baile y la pasión por la buena comida, porque mi metabolismo me lo permite”, concluyó.
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Porqué Emilia elegió la tele y no seguir con el teatro de revista donde eras un éxito?
La verdad es que tenía ganas de dar un paso en mi carrera, de hacer algo distinto. Quería dar un mensaje más fuerte, venía haciendo teatro y aunque la experiencia fue genial, necesitaba estar en algo donde pudiera expresar más. Todo el tema del teatro, la vedette y demás está buenísimo, pero yo quería contar otras cosas. Y llegó esto. Era lo que yo quería exactamente en el momento en que lo necesitaba
Y de pronto llegó Casi Angeles !! qué si bien acá en Argentina se sabe de que se trata podrías resumirlo por si leen la nota en otros paises?
Jaja, ojalá pase eso! Bueno, te cuento, te cuento...Mi personaje se llama Cielo Mágico. Es una chica que a los diez años queda huérfana y por el shock emocional pierde la memoria. Está sola y la pasa mal hasta que la encuentran unos viejitos que son dueños de «El circo mágico», por eso le ponen ese nombre, y la crían. Le enseñan acrobacia y ella vive ahí hasta que los viejitos mueren y llega un nuevo dueño al circo. Un mal tipo, un desastre total, un mafioso que quiere plata. Entonces me subo a mi carromato y salgo en busca de mi destino. Es una persona que siempre va para adelante. Va en busca de trabajo, canta, baila y va a formar una banda. Y en medio de todo esto se topa con una casa de huérfanos. Buscando una cosa, encontrará otra.
Qué es lo que más te gusta de trabajar en Casi Angeles?
Todo, no hay palabras de agradecimiento a Cris y su gente. Poder actuar, bailar, cantar, trabajar con esos chicos maravillosos, hacer teatro familiar que fue algo fantástico para mi. Qué mas se puede pedir, si es una historia de amor, mezclada con aventuras y baile. Yo veía chiquititas cuando era chica y siempre quise estar ahí. Hoy tomé la posta y estoy aquí!
Me imagino el gran trabajo de aprendizaje que tuviste para convertirte en Cielo!
Fueron dos meses de entrenamiento que comenzaron en noviembre del año pasado. Tuve que aprender acrobacias con cuerda, con tela y me encantó, de hecho pienso seguir con el entrenamiento más allá de la tira. Me conecto muy bien con todo lo que tiene que ver con el baile. Además, tomamos clases de canto, hicimos un taller de teatro para engancharnos con los personajes, con los otros actores. Fue un intensivo de dos meses para tomar la onda de la tira, para aprender cosas del personaje. Que incluye el canto.
Ya estamos viviendo los últimos capítulos de la tira... me adelantarías algo?
No, jaja. Bueno, en realidad termina pero no termina. Ya la mayoría deben saber que el año que viene vuelven los angelitos a la tele y por ende ahí estaré yo también!!
Se puede confirmar tu continuidad en la segunda temporada de este éxito?
Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, y estoy más que feliz! Poder seguir haciendo esta tira, el teatro, la gira de Casi Angeles que ya se está preparando.
El nuevo cd?
Es cierto, el nuevo cd de los Teens!!! Trabajo mucho en lo que es canto. Para mí el baile es una cuestión de pasión y el canto me gusta mucho. Estudiamos con Willy Lorenzo, que me ayudó a colocar la voz y está bien. No van a encontrarse a Patricia Sosa pero si a alguien que afina.
Volverías a hacer otro tipo de teatro como el de revista u otro tipo de ficciones?
No descarto nada, no reniego de lo que hice, ni de lo que hago, ni de lo que haré.
Querés adelantar algo del final de Casi Angeles 2007?
Jaja. Noooooooooooooo!!!!!! Va a estar bueno.
Y que le dirías a los seguidores que leen la nota?
Gracias... nada más que eso. Mucho cariño me han demostrado en estos meses y creo que en esa palabra esta encerrado mi sentimiento hacia ellos.
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Emilia Attias impactó en la Isla de Caras
"Nunca fui una chica inocente"
Hace malabares. Con una de sus manos lanza a la niña y con la otra, ataja a la mujer. Artificios continuos en una coreografía que hace perder la objetividad hasta al más escéptico del ilusionismo. Erotismo inocente o erótica inocencia, algo de sabiduría prematura y la diversión como principio de una particular filosofía. Mira, y con eso sugiere que se la acompañe a dar una vuelta por su espacio lúdico, porque dice no conocer otra forma de hacer arte. Emilia Attias (19) sabe cómo jugar, y tiene la maestría de hacerlo con fuego.
“Siempre me sentí una chica precoz y autodidacta”, confiesa antes de teorizar sobre el destino. “De chica rogaba a mamá que me anotase en clases de baile. Pero en casa los medios no daban para que pudiese estudiar.” Entonces, encontró las llaves del talento y abrió el presagio. “Encendía el televisor, buscaba desde una gala de ballet hasta ‘Reina en colores’, con Reina Reech. Corría los muebles del living y bailaba por horas hasta el agotamiento. Eso era jugar para mí.”
Tenía doce años cuando alguien la paró por la calle para proponerle ser modelo. Aun sabiendo que eso nada tenía que ver con su vocación, coqueteó con el medio hasta conseguir actuar, co-conducir un programa, ser objeto de disputa de los escenarios de revista y competir por el premio a la mejor bailarina, la que baila más que por un sueño. “No tiene que ver con un don, sino con un sentimiento”, dice Emilia tratando de responder si es o no una chica prodigio. “Cuando bailo cierro los ojos y desarrollo una sensibilidad especial. No veo las paredes y sin embargo no choco. El arte es mi manera de fluir. Si hubiera sido otra cosa de mi vida, también me pasaría lo que ahora, llegar a casa y sentir la necesidad de buscar un papel donde escribir, o una tela para pintar.”
—¿No siente vértigo de vivir tan de prisa?
—Haber tenido más responsabilidades que la del colegio, los viajes por trabajo, y el trato prematuro en un mundo de adultos, me hicieron madurar antes. Soy independiente y reconocida, pero lo que me sorprende es todo lo que descubro de mí en esta experiencia. Una vez me eligieron para hacer una campaña publicitaria y descubrí que soy linda. Llego a la final de un concurso de baile y descubro que bailo bien. Estoy descubriéndome a medida que lo hace el público. La vida da muchas vueltas y sé que puedo perder todo esto tan rápido como vino. Pero no me preocupa, porque me adapto a lo que me toque vivir. Lo que me da vértigo es sentir la soledad de la fama.
—Paradójico…
—No hay nada más gráfico para explicarlo que imaginar la cima de una montaña. Cuando se llega, uno está lejos del resto del mundo. La adulación de la gente, la convocatoria de los medios, las críticas de la prensa, te hacen sentir en otro plano. Y me angustia que esa vorágine me obligue a creerme “la estrella”.
—¿Qué hace para evitarlo?
—Busco tiempo y espacio para encontrarme conmigo misma en un plano espiritual: el momento del juicio a mí misma, de dilucidar lo que me pasa y meditar.
—¿Y existe un ritual personal para eso?
—Si estoy en un contexto natural, busco una referencia de concentración en el brillo del sol, en el mar y en la fuerza del viento. Aquí en la isla, salgo al balcón de mi bungalow y fijo mi atención en el panorama, agradeciendo la posibilidad de contemplación. Si estoy en mi departamento, prendo velas y medito mirando la llama. Son medios para limpiar e iluminar la parte oscura que todos tenemos, y que nos ata a los impulsos salvajes: la falta de tacto, la soberbia, la brutalidad, los miedos y la inseguridad.
—¿También en el ámbito espiritual ha sido autodidacta?
—Leo mucho sobre estos temas desde los 14 años. En un tiempo hice yoga y aprendí a meditar. Estudio la Kaballah desde hace un año y hablo con rabinos cuando estoy necesitada de palabras especiales. Cuanto más éxito tengo, más conectada necesito estar con lo espiritual para no caer en la soledad de la que hablaba. Soy católica de formación, pero no me condicionan los ídolos y métodos. Todas las religiones son cuentos con un mismo final. Cualquiera sea la idea del bien, me ayuda a mantener la cabeza abierta. Creo en la energía, en la causa y el efecto. Si uno se maneja usando la conciencia espiritual, consigue lo que necesita.
Un diálogo que trasciende la cabeza de cualquier adolescente, y en el que reaparece la idea del destino como una señal casi mesiánica. “Tengo una sensibilidad más aguda que la de la masa y eso es una gran responsabilidad. Tal vez sea una misión y ser famosa, el camino para llegar a la gente que necesita escuchar. La popularidad no es un tema liviano”.
—¿Cuándo dejó de ser una chica inocente?
—Jamás fui una chica inocente, porque la vida nunca me sorprendió tanto. Sólo tengo una gran cuota de ingenuidad con respecto a mi físico y mi belleza. Me cuesta manejar mi cuerpo. De repente me pongo una pollera y una remera con escote y me siento con una postura infantil sin registrar que se me está viendo la bombacha o tengo las lolas en exhibición. Suelo no ser consciente de mi seducción innata
—¿Qué le devuelve el espejo?
—Una buena imagen, porque me gusto. Soy coqueta, me gusta bañarme, encremarme entera, cuidarme la piel y relajarme de vez en cuando en un spa. Pero no me obsesiona el tema, jamás me verán operada, porque me da terror parecer artificial y morir al ser anestesiada. No sé cuándo comienza a cambiar el cuerpo, si a los 30 o a los 40, pero cuando vea en el espejo que las carnes están caídas, entonces será hora de anotarme en un gimnasio, hacer dieta, yoga y Pilates. Por el momento disfruto del baile y la pasión por la buena comida, porque mi metabolismo me lo permite.
—A pesar del control de la meditación, ¿no escapa por ahí algún ataque de divismo?
—Tal vez, a diferencia del resto de “las chicas del momento”, exigentes y caprichositas, mis brotes no vinieron con la fama. Soy terca, y lo he sido desde chica. Cuando aparece algo en mi cabeza no paro hasta conseguirlo y en ese trayecto puedo largar una mala contestación o algún comentario que suene a divismo. Pero no vivo paranoica de tener ese tipo de reacciones.
—¿En qué gasta su dinero?
—Sufro de consumismo compulsivo con la música, tengo millones de CDs. Y con la ropa, tengo épocas de saqueos brutales. Quizás no me compro nada durante seis meses, pero una vez que piso el shopping, reviento todo. Soy fanática de los zapatos, las botas y las polainas. Luego, me entretengo reciclando lo que encuentro en el placard, hasta el próximo saqueo. Gasto mucho en invitar, soy bastante blanda con la plata.
—¿Llegó a invitar usted en alguna salida con un hombre?
—Salir con un hombre y tener que pagar me deserotiza por completo; al menos, en una primera instancia de la relación. Porque no me gusta que me mantengan y cuando el vínculo avanza, insisto para que los gastos se repartan. No me enamoran los hombres poderosos porque dan demasiado y eso me incomoda. Me gusta hacer un regalo y saber que no lo tiene, o que se esfuercen por hacerme un presente. Los que tienen mucho quieren de otro modo.
Hace algún tiempo Emilia dijo ser “una chica de buenas costumbres”, consecuencia de una formación familiar muy tradicional. Hoy, equilibra la balanza con una confesión: “La vida me dio ciertas malas costumbres, que hoy se hicieron vicios. Adoro la noche. Suelo pasar la madrugada mirando el techo, escribiendo, escuchando música o caminando por la calle.”
—¿Nunca fue víctima de las tentaciones nocturnas?
—El desenfreno nocturno, la locura del sexo y de la droga, fueron cosas que, por la profesión, tuve cerca desde muy chica. Al principio fue una realidad de gran impacto y tuve miedo de caer en eso. Con el tiempo, la sensación se neutralizó. Quien se droga está evadiendo la angustia. Nunca me drogué, y sin juzgar, me parece que hacerlo sería involucionar porque yo llegué a la espiritualidad por la vía limpia.
—Y algún señor que se haya acercado con una propuesta…
—No, porque quienes las hacen estudian el terreno y saben muy bien dónde dirigirse. Por lo general son personas con poder económico y popular, con mucho miedo de quemarse.
Y tal vez, un efecto de esa apertura intelectual y espiritual, sea la relación afectiva que Emilia mantiene con alguien 21 años mayor que ella, el humorista Naim Turco Sibara (40). “No me asusta querer a un hombre mayor —confiesa—. Soy bastante absurda para el amor; cuando me pasa, no me importa la edad, la condición social ni económica de quien tenga al lado. Me han gustado características tan antagónicas de los hombres, que hoy creo que cuando uno menos puede explicar ese sentimiento, más real es. Es genial lograr que algo desestructure en la vida y que las energías corran libres. La espiritualidad dice que el amor no se elige con la cabeza sino que se trata de energía pura”.
Por supuesto que esta parte de la conversación comenzó con la infaltable frase: “Nos estamos conociendo”. Pero minutos más tarde, Emilia lanza una palabra tan contundente como delatora del deseo de gritarlo.
—¿Está enamorada?
—Sí.
—¿Qué la atrapó?
—El diálogo, la contención, un alma donde volcar mi espiritualidad, la capacidad de diversión con poco. Soy aventurera y me seduce la locura, por eso me gustan los hombres con cabeza abierta y actitud de compañero. Y la edad no cuenta cuando las energías van paralelas y existe la misma pasión por mantener a tope la adrenalina.
—¿Por qué esperó tanto para blanquear su romance?
—Por decisiones personales, para preservar los sentimientos, porque fuimos conscientes de cada paso. Somos muy afines, muy espirituales. Compartimos cosas y nos complementamos en otras. Nos queremos mucho, al menos es lo que sentimos en esta etapa de descubrimiento mutuo. Pero lo que más me puede del “Turco” es que me lleve a andar en moto, es el mejor conductor del país (afirma con dejo de picardía).
—¿Cuál es su modo de amar?
—Intensa y entregada, y eso no significa “estoy a tus pies”. No me gusta la hipocresía y cuando alcanzo el amor, trato de que ni mi ego ni el de mi pareja lo dañe. Por eso apuesto al diálogo y no reparo en decir lo que siento.
Tenía 16 años cuando comenzó a vivir el sexo con la misma filosofía con que lo experimenta hoy en día. “El sexo es una fuente de conexión energética suprema. Algo así como meditar, porque uno pierde noción de presencia”, dice Attias. “El sexo y el amor tienen que fluir libremente. Ser, dejar ser y entregarse sin usar la razón”.
La visita a la Isla de CARAS es para ella un recreo entre ensayos y grabaciones de la comedia romántica Casi ángeles, la nueva apuesta de Cris Morena que la modelo del staff de GN Models protagonizará junto a Nicolás Vázquez, bajo la piel de una acróbata circense y líder de una banda de pop.
—¿Resultará fácil cambiar el switch de “sex symbol” a “chica Cris Morena”?
—Lo tomo como un pase evolutivo. Porque continuará el descubrimiento. Podré demostrar que puedo hacer más de lo que hice y planteará mayores desafíos.
—¿Sobrevivirá sin seducir?
—La chica sexy puede regresar en cualquier momento. Actuar es jugar a ser distinto, y provocar en una producción no significa que ande por la casa con actitud de “perra”. Por ahí, luego de la tira, me den ganas de ponerme las plumas, escribir un libro, dirigir mi propio guión de cine o exponer mis cuadros. Después de todo, la seducción siempre formará parte de mi encanto de mujer
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GENTE:
“No estoy embarazada, pero estoy feliz”

Los 21 años que se llevan Emilia y el Turco Naim Sibara no parece importarles. Después de dieciocho meses de noviazgo decidieron irse a vivir juntos, y hoy comparten la casa que el actor tiene en San Telmo. Eso sí: aunque sueñan con formar una gran familia en el futuro, hoy desmienten los rumores de embarazo
Emilia se fue a vivir con su novio!”. La noticia sonó en los teléfonos de la redacción y continuó: “Ella dejó el departamento de soltera que alquilaba en Las Cañitas y se mudó con todas sus cosas a la casa que él tiene en pleno corazón de San Telmo. Están muy enamorados. Soñaban desde hace meses con vivir juntos… Al fin se decidieron. A Emilia se la ve en el mercado del barrio todas las mañanas. Antes de irse a grabar compra verdura y fruta para dejarle a él la comida hecha”.
La novedad no fue desmentida por los protagonistas, pero después los rumores crecieron y agregaron un supuesto embarazo. Entonces Emilia Attias (20), la estrella de Casi Angeles junto a Nicolás Vázquez, aclaró: “¡No estoy embarazada! Estoy con mucho trabajo entre el teatro y la televisión y no tengo tiempo libre para nada. Pero estoy más feliz que nunca”. Y, entre risas, contó un secreto: se da baños de inmersión con sales cuando percibe que le tiran malas ondas, y cuando está muy triste los baños son de miel. “Este ritual lo practico desde hace un par de años. Ahora lo sigo haciendo en mi nueva casa, mientras espero despierta al Turco cuando él vuelve tarde del teatro”.
La historia de amor. Emilia y el Turco Naim Sibara (41) se conocieron cuando comenzaron a grabar la telenovela Gladiadores de Pompeya, a principios del 2006 en Canal 9. Durante ese verano ella corría desde los escenarios de Mar del Plata, donde trabajaba en la revista Inolvidable, de Miguel Angel Cherutti, a los estudios de la calle Dorrego, y aunque la novela no llegó a durar ni dos meses en el aire, Emilia se sintió muy contenida por las charlas y consejos que le daba Naim.
En enero, la diosa empezó a necesitar tiempo para reflexionar: “Mirarme para adentro”, declaró. Y en esa búsqueda se hizo seguidora de la Kabbalah, la meditación y el reiki. Al volver de la temporada en Mar del Plata se fue a vivir sola. Y, aunque guardaba en secreto que la relación con Naim ya empezaba a conmoverla, no pudo evitar algún desliz cuando le confesó a GENTE: “Me gustan los hombres morochones, viriles y reos”.
La top de GN Models y el pampeano de nacimiento y porteño por elección no estaban todavía dispuestos a blanquear su romance, y algunos aseguran que fue ella la que pidió tiempo para hacerlo público. Recién en enero de este año se animaron a mostrarse juntos. Emilia viajó a Carlos Paz para asistir al estreno de El champagne las pone mimosas, la comedia de Gerardo Sofovich que el Turco protagoniza. Fue este último verano, con los viajes que ella hacía casi todos los fines de semana a las sierras de Córdoba, que se consolidó el amor.
¿Habra boda? Desde hace un mes Emilia se decidió, y comenzó a compartir la casa del Turco en San Telmo. Hoy es una perfecta ama de casa y les cuenta a sus amigas que la convivencia le encanta. “No tenemos rutina. Todos los días son algo nuevo para nosotros”, confiesa. Se anima a cocinar para dos, cuida la dieta de su novio (que le encantan las verduras y las frutas), se queda despierta hasta tarde para esperarlo cuando él tiene teatro, se encarga de las tareas hogareñas y busca ponerle su toque personal a la decoración de la casa de (ex) soltero que tenía el Turco. Emilia dice que está más feliz que nunca en lo personal, que ya firmó contrato para seguir el año que viene trabajando en la productora de Cris Morena, y que aunque sueña con formar una gran familia, por ahora “no está en nuestros planes tener un bebé”. Al despedirse, suelta una frase que define a la perfección cómo se siente junto a su amor: “Estoy tocando el cielo con las manos”.
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GENTE:
“Necesitaba parar un poco y relajarme”
Es la chica del año. En tan sólo doce meses se consagró en el teatro de revistas, de la mano de Miguel Angel Cherutti, y sedujo al país desde la pantalla de Bailando por un sueño. Mientras define su futuro laboral, la top de García Navarro Models se fue de vacaciones a Cuba con una amiga. “Viví un 2006 muy intenso: el cuerpo me pedía un descanso”, asegura.
Los cubanos son lanzados. “Bastante acosadores”, define Emilia Attias (19). Es sabido: la pantalla seduce, multiplica encantos. Sin embargo, también anónima y libre de make up, la más firme candidata a convertirse en próxima diva de la Argentina encandila. Rubia o morocha, es igual. Tendida sobre la arena de Playa Paraíso resistió paciente las embestidas de los isleños. “¿Cómo explicarlo? Digamos que los cubanos son muy sociables”, insistirá luego.
Emilia Attias necesitaba un break. “Todo lo que viví en los últimos tiempos fue demasiado. El éxito de la obra Inolvidable en Mar del Plata y calle Corrientes, el fenómeno que se armó alrededor de Bailando por un sueño… El cuerpo me pedía parar un poco, relajarme. Hace cuatro años que no me tomaba vacaciones”, confiesa. Junto a su amiga Violeta, antigua compañera de secundario, eligió el destino: “Queríamos ir a un lugar con playa, arte e historia. Y lo primero que se nos vino a la mente fue Cuba. Además, me pareció muy interesante conocer cómo se vive en el país de Fidel Castro”, dice. Fueron veinte días, perfectamente repartidos entre la ciudad de La Habana y Playa Paraíso, en la isla Cayo Largo.
Memoria y balance: “Descubrí un lugar hermoso, lleno de arte. Fui a ver varios espectáculos musicales y conocí muchos museos. Me encanta la cultura de los cubanos. Hablé mucho con ellos, para conocer su manera de pensar. Y las playas son divinas, de arena blanca y finita. Volví con las pilas recargadas para encarar un nuevo año laboral que, parece, se viene con todo”, asegura Attias.
Hay cosas que Emilia no puede decir. Por el momento, tiene prohibido anticipar su futuro laboral. ¿Se queda en el teatro de revista con Miguel Angel Cherutti o pasa a las filas de Cris Morena? Un verdadero misterio. Mientras tanto, la top de García Navarro Models continúa con sus clases de canto, baile y actuación. Tampoco habla de su vida privada. ¿Cuándo va a blanquear su noviazgo con el humorista Turco Naim? “Estoy bien, muy contenta”, confiesa apenas. Dicen sus íntimos que la relación crece cada día, que ya no se ocultan. Y aseguran que si la pareja baja un poco más la guardia, pronto van a ser sorprendidos por algún fotógrafo…
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GENTE:
Adivine quiénes son estos abuelitos...

Aquí van algunas pistas: él nació hace 42 años en la guatemalteca ciudad de Antigua, ella hace apenas 18 en la argentinísima Capital Federal. El fue jugador básquet de la selección de su país, pero triunfó como cantautor en toda América Latina: lleva 12 millones de copias vendidas. Ella arrancó haciendo publicidades conoció la fama en este 2006, cuando se subió a las tablas marplatenses: es la revelación verano. Si todavía no develó la incógnita, dé vuelta la página…
La agenda lo traería en abril: del 11 al 16 y para llenar seis Luna Park. Pero él pidió pisar Buenos Aires también en febrero: quería grabar el videoclip Pingüinos en la cama y la coprotagonista elegida estaba en la Argentina.
Esa fue la excusa principal que anticipó su llegada. Fue Nahuel Lerena, el director argentino que grabó Color esperanza junto a Diego Torres y también temas con Vicentico, quien le propuso vía e-mail diez nombres de diez diosas latinas. Arjona hizo su propio casting desde el escritorio de su mansión mexicana y seleccionó: Emilia Attias, 18 años, 92-60-92 de curvas, “morocha de cara impresionante” (así la definió) fue la elegida.
Se encontraron el sábado 18 de febrero en los estudios Makka de Boedo. Las presentaciones fueron bien formales. Es que Emilia tenía apenas siete horas libres para filmar junto a Arjona (a las ocho de la noche debía volver a Mar del Plata para llegar puntual a la primera función de Inolvidable, la obra de Miguel Angel Cherutti) y nadie quería desaprovechar el tiempo. Apenas charlaron en el almuerzo: entre bocado y bocado a sus sandwiches de milanesa, ella intentó explicar los porqués de su vertiginoso éxito, y él le contó de sus giras para este 2006. El domingo ella regresó y volvieron a verse. Esta vez caracterizados de abuelos. Tres horas demandó el maquillaje para avejentar a la diosa argentina y al ídolo guatemalteco. “Es que mi canción habla del amor eterno, algo que en verdad deseo vivir”, le comentó Arjona. Entonces, la revelación del verano confesó que ella también sueña con encontrar al hombre de su vida. “Nada fácil”, se los escuchó coincidir entre risas. Dos estudios, efectos especiales de lluvia y nieve, maquillajes para simular el paso del tiempo, catorce horas juntos y dos frases tras el encuentro:
“Emilia es realmente espectacular”. (Ricardo Arjona)
“Siempre me encantaron sus canciones. Personalmente tiene una humildad envidiable. Es un grande de verdad”. (Emilia Attias)
Eso, por ahora, fue todo. Llegará abril. Entonces él volverá. Y quizás ella acepte la segunda propuesta del cantante: “Una entrada en la primera fila del Luna Park”.
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“Los hombres saben que no soy una mujer inalcanzable”
Con 19 años brilla en Bailando por un sueño 2 donde, gracias al voto de los televidentes, acaba de convertirse en finalista tras eliminar a Moria Casán. Talentosa, aventurera, pícara, aquí cuenta que se independizó y que adoptó los principios religiosos de la Kabbalah, adelanta que piensa escribir y cantar, y afirma que lo suyo en el medio recién empieza: “Aunque me dicen que estoy en la cresta de la ola, siento que aún ni siquiera entré al mar”.
Diooooos! –descubre a medio metro la foto–. ¡No lo puedo creer! –redondea su turbadora boca y sus no menos turbadores ojos verdes–. ¡Lo que eeeeeeeeeeera! –exclama, sosteniendo un cigarrillo rubio en su mano derecha y una botellita de agua en su mano izquierda–. Contáme, ¿de dónde la sacaste? –consulta despidiendo aroma a perfume Blue, de Ralph Lauren.
–Surgió a consecuencia de una ardua investigación: del álbum familiar de mi suegra Cecilia y mi cuñada Sol.
–¿Cecilia y Sol Ocampo?… Si aparecen… Eramos amigas en Córdoba … Mandáles abrazos… Qué pequeño es el mundo… Increíble.
Entonces María Emilia Attias (aclaración para los 38 millones de argentinos que vienen nombrándola en charlas hogareñas: se pronuncia “atías”), recibe un segundo disparador. Hablamos de la tapa de Espectáculos de Clarín, publicada por la mañana, donde luce a página entera. “No la había comprado”, susurra culposa el domingo a las ocho y cuatro de la noche en Editorial Atlántida, antes de tirar su Marlboro en un vasito de plástico, dejar su Evian sobre un escritorio, y tomar la vieja foto y el nuevo diario. “Pasó bastante agua bajo el puente, eh”, aprieta el acelerador y cuando ella aprieta el acelerador, resulta dificultoso frenarla. “¡Qué juventud! ¡Por favor! Papá (Carlos, hoy de 55 años, militar retirado), mamá (Poupeé, 45, dueña de una inmobiliaria), mis hermanos (Luciana, 27, Gonzalo, 18 y las mellizas Agustina y Bárbara, 21). ¡Cuántos cambios externos e internos! Lógico que hay una cosa que no cambió para nada en mí”, obliga a preguntar.
–Relátenos qué perduró en el tiempo.
–Mi sueño de convertirme en bailarina.
–¡Oh, casualidad! ¿Y lo considera ahora que, parafraseándola a usted, acaba de convertirse en finalista de Bailando por un sueño 2, superando a la mismísima Moria Casán?
–Vos consultá cualquier archivo y comprobarás que siempre lo deseé. Yo vivo bailando. Limpio a plumero mi departamento de Las Cañitas, bailando. Ordeno la casa bailando. Me ducho bailando.
–Linda imagen.
–Gracias. Please. Dejáme redondear. Sin embargo, a mi sueño de transformarme en bailarina se le vienen sumando otros relacionados al ámbito artístico. Escribir, cantar. Y te agrego que no me sorprende la fama que ahora me acompaña. Nací para esto. Siento que es natural que me suceda lo que me viene sucediendo. Nunca pensé en otro camino que trabajar para el público. Obvio que a medida que uno crece, necesita decisiones acertadas y buena suerte. Igual, aunque algunos me dicen que estoy en la cresta de la ola, yo siento que todavía ni siquiera entré al mar. Me queda un montón por estudiar y aprender.
–Enumérenos qué resoluciones y qué vicisitudes, entiende, han ido acompañando su incesante desarrollo.
–Punto uno: haberme esforzado, casting a casting, con 13 recién cumplidos, por obtener la campaña de Levi’s y el comercial de Mantecol que logré conseguir. Puntos dos, tres y cuatro: las tapas de GENTE durante los lanzamientos del verano y el invierno 2005, y el título de Revelación Artística 2006. Cinco: mi incorporación a No hay 2 sin 3, la última temporada, tras participar en unos bolos de Rebelde Way y Los Roldán. Seis: la conducción de Ayer te vi, junto a Alvaro Navia. Siete: el debut en la obra teatral marplatense Inolvidable (una historia de humor), encabezada por Miguel Angel Cherutti. Ocho: la grabación, en febrero, del videoclip Pingüinos en la cama, a la orden de Ricardo Arjona. Nueve: mi apuesta a la tira, en Gladiadores de Pompeya. Y diez: el desembarco en el concurso de Marcelo (Tinelli), por Canal 13. Diez pasos muy meditados. Un “no” mío no suele derivar en un “sí”.
–¿Mensaje para la raza de los machos, acaso?
–O mensaje en general.
–¿La llamaron de Playboy?
–Dos veces. Ahí existe un matiz. Me negué, lo que para nada invalida que en un futuro acepte. No tengo rollos con mi cuerpo. Los tuve de preadolescente, hasta los dieciséis... En mi época de modelo se me enfermó un poco el mate. Me obsesionaba el cuerpo. Que dietas, que ejercicios, que no faltar al gimnasio. Cierto día, de la nada, experimenté un click enorme. “Dejáte de joder con no comer, Emi –reflexioné–. Lo tuyo pasa por expresar. Necesitás energía”. Y cambié. De allí que, sé, ya llegará algún desnudo. Si por mi fuera, no usaría corpiño ni bombacha.
–¿Así circula por su departamento?
–Así adoro dormir. Por algo me independicé en marzo. Un placer, mi dos ambientes alquilado. Allí abundan los compactos, los DVDs, las carteras, las velas, los sombreros, los chocolates y mi tele y mi computadora, en general apagados. Además hay una guitarra, una botella de vino tinto, dos celulares (uno personal, uno laboral), y mi debilidad: el cuadro de la Kabbalah con 72 figuras. Cerrás los ojos, girás el dedo índice y arrancás tu jornada con el término en que te cae el dedo. “Felicidad”, “Lucha contra el ego”, etcétera. La Kabbalah, tan difundida por Madonna, es una filosofía originada en la religión judía. Conocí la Kabbalah gracias a mi amiga Reina Reech, y se lo agradezco. Me enseña a ser espiritual a partir del caos y a evolucionar a partir de las situaciones drásticas.
–Disculpe la frivolidad. Ocurre que si me abandona la descripción de cómo duerme, los pibes del barrio se me van a enojar…
–Seguro (resolpla). Me va acostarme desprovista de ropas. O con el boxer del otro.
–Epa. ¿Qué otro?
–El día que esté bien-bien con alguien, te vas a enterar… Vuelvo a la cuestión y te confieso que, amén de las preferencias, en el caso de mis lolas, como son naturales y abundantes, se me complica el tema sin sostén. De la misma manera que admito que me enloquece bañarme desnuda en el océano.
–¿Dónde suelen ir de vacaciones usted, su metro setenta, sus 56 kilos, su 95-60-92 y sus pies talla 40?
–Ja já. Ya compré mi ticket de avión, y no revelaré el destino.
–Tampoco se ataje. ¿Qué puede tener su cuerpo que no tenga el de una linda dama?
–Quizá un tatuaje en la cadera, al costado de donde termina mi pierna.
–Interesante. ¿Y qué clase de tatuaje?
–Fácil. Un rostro de perfil y una estrella arriba.
–¿Perdón? No entiendo.
–Observá –se levanta la pollera de costado–. ¿Lo ves? –ríe consciente de haber dejado al descubierto la tira de su tanga.
–¿Cómo seduce la chica del momento?
–Miradas, forma de caminar y seguridad. A pesar del miedo, siempre avanti. Excepto a la hora de la conquista. Espero concentrada.
–¿Su flamante cabello la ayuda o complica?
–Mitad y mitad. Ahora que me teñí, noto que las rubias llaman más la atención, pero las morochas gustan más. Igual, me quedan varios cartuchos por gastar: platinada, colorada, de cortó, estilo hippón, rockera, e incluso pelada. Prepárense.
–¿Especifíquenos qué diferencias encuentra entre aquella Attias semi- conocida que hace doce meses transitaba el país y la actual?
–Okay. Los muchachos me daban un trato algo zarpado y las muchachas, algo envidioso. En ambos casos, había muchas actitudes exacerbadas. La cosa cambió mágicamente. Noto respeto y complicidad. Tal vez descubrieron en mí una mina sincera, simple, cero conflictiva, comprometida con su vocación, y aguerrida. Me encanta la onda que pegué entre las nenas, novias, señoras y abuelitas.
–¿También pegó onda entre los nenes, novios, señores y abuelitos?
–Pegué gran onda.
–“Gran onda” no es la frase que les escuché a algunos tacheros en un bar de Retiro...
–(Carcajada) Los hombres saben que no soy una mujer inalcanzable. Ninguna mujer es inalcanzable. Mostrarnos malas, histéricas, tímidas, distantes, son herramientas femeninas para que ustedes se arrodillen a nuestros pies, y luego entregarnos nosotras a los suyos.
–Sin embargo, ante tanto ensayo y tanta exposición mediática, tampoco le debe quedar demasiado tiempo para caballeros. Ni a usted ni a su libido.
–Error. Pese a que acostumbro acostarme tipo 4 AM y a levantarme tipo 10 u 11 de la mañana, la profesión no me da mayor placer que el sexo. Yo nací para el amor. Y después del amor viene todo lo demás en mi vida. Te juro, mi corazón jamás deja de latir.
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“Una vez que me enciendo, es muy difícil apagar mi fuego interior”
Tiene 19 años y mide perfectos 95-60-92. Es la chica que despierta las fantasías en todos los argentinos. Sin embargo, hace dos meses que no tiene una cita. Jura que ya pasó más de un año desde su última “historia romántica”. Y dispara: “No me gustan los tipos que se regalan. El que me quiera poseer rápido, me apaga inmediatamente”.
Emilia pide una gaseosa light. Prende un cigarrillo y trata de explicar lo inexplicable: ¿por qué está sola? Desde hace dieciocho meses, cuando asomó a la fama como la chica del verano 2005 desde la tapa de GENTE, su nombre siempre aparece grabado entre las más deseadas del país. Sin embargo, rara vez fue fotografiada junto a un candidato. Antes de comenzar la entrevista, cabe destacar que tiene 19 años y mide 95-60-92. Cada noche viste plumas en la revista Inolvidable de Miguel Angel Cherutti, con marquesina en calle Corrientes.
Además, fue tentada para actuar en una película bajo las órdenes del consagrado director Luis Puenzo. Será la Virgen María o María Magdalena, aún no está definido. Y hoy proyecta una carrera a través de los años. “No quiero vivir de mi cuerpo. Quiero una carrera consistente, por eso estudio teatro, canto, inglés… Cuando deje de ser la chica del momento, pretendo tener herramientas para seguir trabajando en este mundo, que me encanta. Soy una mina linda, que acaba de salir, pero necesito expresar otras cosas”, asegura. Entonces sí, comienza la entrevista.
–Con tantos compromisos, ¿no relegó los intereses de su corazón?
–Cero. Soy una chica muy emocional. ¡Ojalá me enamore mañana! Pero hasta ahora no se dio… Estoy sola.
–¿Ya inventó una excusa para justificar su soledad?
–No encuentro un motivo específico. Pero me resulta difícil encontrar a un hombre que se banque mi trabajo, mi exposición, mis ganas de probar suerte en el exterior…
–Conozco mil candidatos capaces de soportar todo esto con tal de estar cerca suyo.
–¡Y yo todavía no conocí a ninguno! Muchos tipos se asustan cuando encuentran a una chica de 19 años que ya está realizada como profesional. Este es un país machista, los hombres no se bancan que su pareja se desarrolle profesional y económicamente mejor que ellos.
–¿Cuándo tuvo su última cita?
–Hace dos meses. No voy a dar nombres.
–¿En qué falló este último candidato?
–No se produjo el clic. Se trata de una conexión natural, hormonal, de piel… No sé cómo describirlo, pero es imprescindible para que una relación comience.
–¿Sucede a primera vista?
–Por lo general, sí. Nunca me gustaron las cosas forzadas. Antes de sentarme a tomar un café, tiene que producirse el clic. Pero el clic tampoco implica noviazgo: puede ser más profundo o más superficial.
–¿Cuándo fue la última vez que sintió ese clic?
–A principios de 2005. No se enteró nadie, porque entonces no tenía la misma exposición que ahora. No fue noviazgo, apenas un clic superficial. Duró unos meses.
–¿Y qué pasó con su vida sentimental después de la última cita?
–Nada. Después del verano, ya no tengo tiempo para nada. Tampoco tengo energía para ir a cenar afuera y ver qué pasa con los señores de la mesa de al lado… Pero perdé cuidado: cuando alguien me interese, me voy a hacer tiempo.
–Consejo para su próximo candidato: ¿qué es lo que no debe hacer en la primera cita?
–Aparentar. Los que produjeron un clic en mí actuaron siempre en forma natural. Mucho menos me interesan los que me quieren avasallar. Tampoco los que me llaman al celular y dicen: “Me pasó tu teléfono fulanito, el primo de tu compañero del primario… ¿Te puedo invitar a salir?”. ¡Los voleo (sic) en cinco segundos! Y, te aclaro, tampoco me gustan las presentaciones.
–Entonces resulta difícil comprender qué camino tiene que recorrer un hombre para acercarse a usted…
–Yo no soy de encarar a un chico y decirle: “Me gustás”. ¡Me muero de vergüenza! Pero no te preocupes que yo sé cómo hacer para que el candidato se fije en mí y entienda que me siento atraída por él.
–¿Se le hizo cuesta arriba seducir a un hombre?
–Nunca me costó levantarme un tipo. Hasta ahora, claro. Pero tampoco me gusta el hombre que se regala. El que me quiere poseer enseguida, me apaga inmediatamente. Y después están los que quieren salir a contarles a los amigos: “Estuve con Emilia Attias…”. ¡Qué pel…!
–¿Qué requisitos imprescindibles tiene que reunir quien pretenda seducirla?
–Priorizo que sean inteligentes, sensibles, con actitud y buen humor. Nunca me gustaron los chicos lindos. Prefiero a los morochones, de rasgos bien marcados. Viriles, algo reos… Pero es feo poner esto, porque los hombres que pasaron por mi vida se van a sentir feos (ríe).
–Imagino que descartamos a los chicos de su edad, recién recibidos de bachilleres…
–No tengo prejuicios con la edad ni me importa si tienen plata… Pero es difícil que alguien de mi edad entienda la vida que llevo. Me interesa la gente que haya vivido, que tenga experiencia. Aunque si están demasiado realizados, son súper profesionales y tienen hijos de un matrimonio anterior, los veo como un padre. Mmm… ¿Soy muy difícil?
–¿La han hecho sufrir por amor?
–¡Claro, como a todas! Pero fue cuando era más chica, a los 16 años, por un ex novio que no se bancó mi exposición y mi desarrollo profesional.
–Cuando el candidato la descubrió en tapa de GENTE , ¿no intentó volver?
–Quizá, pero no creo que lo intente, porque sabe cómo soy.
–¿Ya no comparte techo con sus padres?
–En marzo, cuando volví de Mar del Plata, me fui a vivir sola. Y descubrí mi faceta cocinera. Soy bastante buena… Yo soy muy tranquila, muy espiritual, y cuando vuelvo a casa me gusta encender mis velas para conectarme conmigo.
–Si los cálculos no me fallan, todavía ningún candidato pisó su departamento.
–Nadie, está “a estrenar”.
–Pero, concluyo, no pierde las esperanzas de que aparezca el hombre que encienda su pasión.
–Jamás. El fuego es el motor de mi vida. Mi trabajo o mi hombre me tienen que provocar pasión. Si no, no me mueve un pelo. Soy una persona intensa, liberada de todo prejuicio. Y una vez que me enciendo, es muy difícil apagar mi fuego interior. Pero jamás saldría, o me sentaría a tomar un café, con un hombre que no me despierte las ganas de comerle la boca…
–¿Por eso pidió una gaseosa?
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“Ser linda te obliga a pelearla más duro”
Vienen de competir en el teatro, pero niegan todo tipo de odios y rivalidades. Hoy interpretan a dos chicas audaces en Gladiadores de Pompeya, la comedia que las convirtió en “mujeres luchadoras, ambiciosas y conflictivas” para la pantalla del 9. En esta nota, intentan pelearla en la vida tan bien como en la ficción.
Quién es la mala?
Emilia Attias: Cuál es la más mala, dirás…
Silvina Luna: ¡Vos sos terrible! Yo no.
Emilia: Si vos también tenés lo tuyo…
Silvina: En realidad, las dos somos medio perras, ambiciosas e interesadas.
Urge ya la aclaración: hablan de la villanía de Caro y Lucero, sus personajes en Gladiadores de Pompeya, la nueva comedia producida por Sebastián Ortega que protagonizan Andrea del Boca, Gabriel El Puma Goity y Marcelo De Bellis por Canal 9. Desde febrero, mes en que arrancaron con las grabaciones, Luna y Attias son compañeras de elenco. Hasta entonces competían sobre las tablas: Emilia con Inolvidable, el music hall de Miguel Angel Cherutti, y Silvina con El champán las pone mimosas, la comedia de Gerardo Sofovich. Nunca antes habían trabajado juntas. “Nos conocíamos de cruzarnos en los eventos, nada más”, cuenta Luna. “Del ‘hola’ y ‘chau’”, aclara Attias.
–Y en la vida, ¿qué tan malas son?
Emilia: Silvina es un sol, una mujer absolutamente transparente y sincera. Por ahí esa transparencia que tiene hace que absorba todo lo que sucede a su alrededor, lo bueno y lo malo, y como no lo sabe disimular se le nota enseguida y la hace parecer ciclotímica. Si hay mala energía, la chupa y se pone mal, cambia de humor al toque. A esta altura lo debería tratar de evitar.
Silvina: No le descubrí nada malo a Emilia todavía. Me acuerdo que la primera vez que la vi en la tapa de GENTE dije: “Esta chica es hermosa, es hermosa, es hermosa”. Y cuando la conocí lo confirmé: es divina. Tiene una cara, un cuerpo… En lo personal tiene una energía envidiable.
–Dos chicas como ustedes haciendo fotos juntas… ¿Alguna se siente insegura posando al lado de la otra?
Emilia: No, al contrario. Recién la veía posar y pensaba: “Esta mina es un caño”.
Silvina: ¿Y vos? No, no hay competencia. Tampoco inseguridades. Creo que se debe a que tenemos un buen feeling. Quizás con otras chicas, sí, no haya buena onda, y eso me pone incómoda. Pero con Emilia no. Al contrario, sólo pienso en que la foto quede bien.
–¿Cuánto de belleza y cuánto de talento necesitaron para llegar hasta acá?
Silvina: Para empezar en esta carrera, te piden cien de belleza y cero de talento. Si acompañás con alguna gracia, mucho mejor. ¿O no? No seamos hipócritas. Uno arranca porque físicamente tiene buen lomo y buena cara. Después sí, a la hora de permanecer juega el talento. Y el desarrollarlo o no depende sólo de vos.
Emilia: Tal cual. Ser linda te obliga a pelearla más duro. Todos los días tenés que rendir ese examen llamado talento. Yo tengo un tema con la belleza, y a veces me rebelo. No elegí esta profesión para trabajar de linda, pero aunque me rompa el lomo bailando o actuando, sé que muchos me llaman por la belleza física… Para mí que…
Silvina: (La interrumpe) Te digo una cosa, Emilia: a mí antes también me torturaba eso, pero me di cuenta de que no hay que luchar, sino aceptarlo. Yo renegaba cuando me llamaban para mostrar una imagen sexy, pero mientras no te dejes encasillar en eso, está bueno que lo explotes. Además, te están dando lugar en muchas partes para que puedas demostrar que sos mucho más que una cara bonita. Vos lo sabés, ahora demostrálo. Así es este juego.
Emilia: Noto que acá, si sos linda, no tenés nada para decir. Como la belleza vende, te llaman para eso y punto. Y tengo miedo de quedarme ahí, de ser una linda que dice ser actriz y vedette y conductora y no es nada. La fama te llega de golpe y no tenés ni tiempo de ponerte a armar tu carrera, de ver hacia dónde tenés que apuntar o qué sos…
Silvina: A mí ni me lo digas. Cada vez que viajo afuera y tengo que completar la ficha de Migraciones empiezo: “Actriz no. Suena muy soberbio. Vedette, ni en pedo. Modelo… ¿De qué? Mejor pongo empleada y chau…”
Emilia: (Risas) Me pasó. Tal cual. Yo pongo la cruz en “Otros” y no aclaro qué.
–¿Saben o no qué quieren para sus vidas?
Silvina: Me gustaría seguir en el teatro con la comedia y me gustaría mucho conducir en tevé.
Emilia: Sería una excelente conductora, muy fresca. No es fácil que te quieran los chicos, los grandes, los hombres y las mujeres. Silvina tiene ese carisma. Y yo también.
Silvina: Lo único que tengo claro es que no volvería a hacer de vedette. Prefiero la comedia y no estar exponiendo tanto lo físico, el cuerpo.
Attias: Yo apunto al musical en teatro y a la interpretación dramática en el cine. Para soñar, sueño a lo grande.
–Hablemos de novios.
Silvina: ¿Qué novios? Yo, al menos, no tengo.
Emilia: No, yo tampoco.
–¿No había una que era transparente y sincera?
Silvina: (Riendo, se hace cargo) Pero no… Yo estuve tres años de novia y hace siete meses que estoy sola. Igual, estoy abierta. El amor llega.
–¿Sabías que dicen que salís con Fernando Gago? Para más datos: el volante de Boca, la gran promesa del fútbol argentino, de tan sólo 19 años…
Emilia: ¡¿En serio?!
Silvina: ¿…En serio? (risas)
–Attias, para vos también hay: El Turco Naim, uno de tus compañeros de Gladiadores…, es tu candidato.
Emilia: Lo que me está pasando a mí es muy nuevo y también muy fuerte. Hoy en día estoy en una etapa en que todavía estoy descubriendo qué quiero, a dónde voy…
–¿Eso significa un sí o un no?
Emilia: (Carcajadas) Paso…
–¿Cuánto tardan en darse cuenta qué intenciones tiene el hombre que las encara?
Silvina: Medio minuto.
Emilia: Un minuto y medio (risas). Bueno, parece que yo soy un poco más lenta…
Silvina: Odio que te manden el champancito de otra mesa. Me parece lo menos. Nada más lejos del amor eterno.
Emilia: Lo peor es cuando te dicen: “Yo no te vengo a hablar porque sos Emilia Attias…”. Esos quieren sexo para usarte de trofeo y nada más.
Silvina: Nunca salí con un tipo la primera noche. No me va ni ahí.
Emilia: Ni la primera noche, ni la cita a ciegas, ni las presentaciones. Para darle media chance a un tipo necesito conocerlo, admirarlo, saber quién es, qué hace, cómo piensa… No sé… Por ahí soy medio chapada a la antigua, pero tengo que estar metida para darle calce.
Silvina: Me pasa lo mismo. Y vos porque tenés 19. Yo que tengo 24 te digo: “Cuanto más grande sos, peor”. Los años te ponen pretenciosa y exquisita. Y a la hora de conseguir hombres eso es un problema…
Emilia: ¿Ahí es cuando te tildan de histérica?
Silvina: Justo ahí…
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“Por ahora, sólo por ahora, no me animo a un desnudo”
Con tan sólo 18 años, es la revelación del verano. Cada noche brilla sobre el escenario de Inolvidable, la revista de Miguel Angel Cherutti y Reina Reech. Sus exquisitos (“y naturales”, aclara) 95-60-93 la convirtieron en una de las argentinas más deseadas. Sin embargo, nunca tuvo novio. Aunque reconoce que tampoco está completamente sola: “Las mujeres siempre tenemos alguna historia por ahí”, dispara.
Miguel Angel Cherutti tiene un ojo experto en el arte de descubrir nuevos talentos. En sus años junto a Nito Artaza vistió con plumas a las más importantes celebrities de la Argentina. Cuando comenzó a armar su espectáculo Inolvidable descubrió a Emilia Attias en la pantalla de No hay 2 sin 3. Hoy jura que luego de verla en televisión soñó con ella. “Fue una revelación”, insiste. Llamó a su celular y tropezó con un contestador automático. “Hola, soy Miguel Angel Cherutti. Te estoy buscando para proponerte un trabajo. Por favor, no pienses que te llamo por nada raro…”, le advirtió. Finalmente hicieron contacto. “Te van a llamar de otras compañías. Sólo te pido que escuches mi oferta antes de tomar alguna decisión”, le dijo. La reunión se concretó diez días después, en el hotel Four Seasons. Recuerda Miguel Angel: “Emilia llegó con su manager. Se mataba de risa por mi mensaje, por eso de ‘no pienses nada raro’… Aunque después me reconoció que no estaba muy errado, que su celular no paraba de recibir propuestas de todo tipo. Incluso indecentes, claro. Le pedí que trabajase en un musical que había preparado Reina Reech para ella y aceptó. A los tres días me llamó Reina y me dijo: ‘Miguel, creo que pegaste la revelación del verano. Esta chica tiene algo especial…’. Hoy, después de verla actuar y bailar ante el público, no me cabe la menor duda: Emilia es la revelación del verano en su género. Acá no estoy cuidando mi negocio, lo digo con sinceridad. Respeto mucho a Nicole Neumann, pero me parece que Emilia Attias le saca varios cuerpos de ventaja”.
En la primera semana de estrenos, los críticos también fueron seducidos por la cautivante presencia de Emilia. Pablo Gorlero, especialista de espectáculos de La Nación, escribió en letras de plomo: “La sorpresa del espectáculo es la jovencísima vedette debutante Emilia Attias. Además de tener una belleza increíble, posee un talento que le permite perfilarse como una gran promesa del género. No sólo baila muy bien, sino que tiene un brillo escénico único. Y además habla. Y bien. Y es graciosa”. Y Mirtha Legrand también le dedicó varios elogios luego de verla en escena.
Emilia, la malquerida. Nunca tuvo novio. El teniente coronel Carlos Attias sabe que hay algunos buitres dando vueltas alrededor de su hija menor, pero nunca recibió a un candidato en casa. En sus cortos y exquisitos 18 años, Emilia jamás pronunció la frase: “Papá, te presento a mi novio”.
–Perdón, ¿necesita que hagamos un llamado a la solidaridad masculina, Emilia?
–(Ríe) No, prefiero respetar los tiempos del amor. Yo estoy atenta a quien golpee mi puerta, pero no me desespero. Igual no estoy del todo sola: siempre hay alguna historia por ahí.
–Dicen que su historia tiene nombre y apellido: Andy Kusnetzoff…
–Puras fantasías. Lo conocí días atrás, cuando me hizo una entrevista en la radio. Pegamos buena onda y lo invité al teatro. Andy vino con amigos, alguien lo vio en la platea y llegó a una conclusión rápida: “Son novios”.
–O sea, ¿otro Meolans en su vida?
–Exactamente. El de José Meolans fue el primer romance que me inventaron. ¡Y nunca pasó nada! Ahora parece que todos me están buscando novio… Si nunca me vieron del brazo de un hombre es porque todavía no tuve una relación estable. Además, no me interesa tener fama por estar con uno u otro.
–Sin embargo, todos sabemos que tiene agendado un candidato. Y, presumimos, se trata de una celebrity. ¿Qué tiene que hacer el pobre hombre para ascender a la categoría de “novio”?
–No puedo decirlo en una entrevista… ¡Tampoco quiero meterle tanta presión!
LA FAMA NO ES PURO CUENTO. Hasta hace un año, Emilia Attias era una modelo anónima. Al igual que el resto de los mortales, tenía dificultades para atravesar la puerta de la exclusiva disco Tequila. Pagaba maquillador y peluquero. Y estaba atenta a las liquidaciones de las grandes marcas. En el verano de 2005 alcanzó la tapa de GENTE. Se consagró como “la chica del verano” y su carrera tomó un ritmo arrollador. Desde entonces, se convirtió en una celebrity. En todos lados la reciben con alfombra roja (Tequila incluido, claro). Maquilladores y peluqueros le ofrecen sus servicios gratis. Y las boutiques le pagan para que luzca sus colecciones.
–Muchas “chicas del verano” jamás consiguieron trascender el mes de marzo, Emilia.
–Me fue bien siendo linda, aunque siempre proyecté mi carrera más allá de las pasarelas. Fui el boom del verano, pero sé que no se puede ser un fenómeno todo el tiempo. Sería estúpido creer que voy a vivir en la tapa de GENTE. Atrás mío vienen muchas chicas lindas pidiendo un lugar… Nunca quise ser sólo una chica de verano. Traté de aprovechar ese boom, con su oleada de prensa, para proyectarme en otros lados: la televisión, el teatro…
–¿La fama resultó lo que esperaba?
–Yo pensaba que era más vertiginoso. Un lugar de caos y confusión… Pero hoy disfruto de lo que estoy viviendo. De a poco me estoy acostumbrando a que la gente me reconozca en la calle y sepa de mi vida por lo que leyó en las revistas. Siento que el público es un espejo que refleja lo que transmito. Me gusta saber cómo me ven las mujeres… Me gusta ver lo que genero más allá de una foto, porque nadie es realmente como aparece en una tapa. Hay quienes dicen: “Esta chica es mucho más linda personalmente”. Y están también las que piensan: “Yo te hacía mucho más alta”. Me encanta ver la realidad. Pero las mujeres me tiran buena onda porque saben que no entro en competencias ni pretendo robarles el marido.
–¿Recuerda cuándo firmó su primer autógrafo?
–Cuando empecé No hay 2 sin 3, en la puerta del canal. Me dio mucha vergüenza, porque al lado mío pasaban artistas consagrados… No sabía qué poner. Y pensaba: “Este me pide un autógrafo pero no debe saber ni quién soy”. Así que debajo de la firma aclaraba: “Emilia Attias, la que hace de Bárbara en No hay 2 sin 3”.
–¿Ya adquirió vicios de diva?
–Cero. Me pasó de hacer una producción fotográfica que creí divina y cuando abrí la revista descubrí que sólo publicaron planos de tipo ginecológico. Después de pasar por ese tipo de experiencias te tomás atributos que otros consideran “divismo”, como pactar las poses antes de hacer una producción…
AL DESNUDO. Emilia todavía vive con su madre. Tiene 18 años y es la menor entre cuatro hermanas mujeres. Aunque tiene un hermano varón que aún padece su fama. “A Gonzalo le cuesta mucho verme en las revistas. Es muy cuida y siempre está atento a lo que hago. ¡Me hace escenas como un novio!”, confiesa.
–Debe comprender que los amigos de su sufrido hermano hoy se ratonean con usted, Emilia.
–¡Se quieren quedar todos a dormir en casa! (ríe) Yo trato de explicarle que éste es el trabajo que siempre soñé y, de a poco, todos estamos aprendiendo a convivir con esto de la fama. Además, nunca posé desnuda.
–A propósito, ¿alguna vez escribió su nombre en un buscador de Internet?
–Sí. ¡Y la mayoría de los contactos prometen fotos mías desnuda! Pero es todo verso: sólo aparecen algunas imágenes en bikini.
–¿En serio? ¿Jamás hizo un desnudo?
–Por ahora, sólo por ahora, no me animo. Sólo hice tomas sugerentes, pero nunca un desnudo frontal. Este año me llamaron de Playboy, pero me pareció muy fuerte… Acordáte que tengo 18 años… No tengo pudores con mi cuerpo, pero lo dejo para cuando sea más grande. Si me saco la ropa ahora, ¿qué me queda para mostrar mañana?
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